Michelle Vargas, 37 años

Coincidencias trágicas 
Hace un año hoy....

“!Miss, está temblando!!”... “!!Miss, qué hacemos?!”, “!Nos vamos a morir!!!”palabras que resuenan en mi memoria hasta hoy a un año de haberlas escuchado. 

Primer designio
-“Miss, recuerde que hoy habrá simulacro a las 10am”.
-Lo sé, qué bueno que lo mencionas, todos atentos al simulacro chicos.
-“Miss, qué pasaría en el Tec si volviera a temblar como en el ‘85?, El Tec se caería?”
-Si el Tec se derrumba, es porque la Cd entera habría colapsado (yo, repitiendo las palabras de personal de protección civil del Campus hacia unos años antes en un curso de primeros auxilios).
-“Pero los puentes si se caerían verdad Miss...?”
-Si el sismo es muy fuerte sí, los puentes sí se caerían...

Segundo designio
Después de esa clase había salido a comprar con mi amigo y colega profesor del Tec Mario Godinez unos buenos y ricos chilaquiles con bolillo (el cual jamás pude ingerir y que me hubiera venido muy bien horas después), junto con un cóctel de frutas, también había aprovechado en una hora libre que tuve, para ir al banco y retirar dinero que tenía destinado para pagar un viaje que haría a finales de octubre, traía $8,000 en la bolsa...

Trágica Blasfemia
-.....Y entonces el ADN es un ácido nucleíco que funciona como el director de la célula, bla, bla, bla..
-“Oiga Miss es como si el ADN tuviera voluntad propia, Dios es muy inteligente y creó al ADN, o Ud qué cree?, sin Dios la célula no podría hacer todo lo que hace no?”
-Y el cáncer?, lo que hacen esas células no es bonito, en ese caso pareciera que Dios no existe...

Segundos después:
-“Miss, está temblando”
-Sí, pero calma ..(“seguro pronto pasa como suele suceder”, me dije para mis adentros deseando que así fuera), no me dio tiempo de completar mis pensamientos cuando un jalón violento hizo que se movieran todas las sillas con ruedas de mis alumnos asustándolos..
-“Miss!, qué hacemos?!!”
Esas palabras hicieron que en ese momento sintiera la vida de 28 adolescentes sobre mis hombros..
-Repliéguense a las paredes!, No se paren debajo del proyector!
-Hay que salirnos del salón!Gritaron mis alumnos
-No! Respondí 

Cerré la puerta, estábamos en el segundo piso del Edificio “Aulas I”, la instrucción en caso de sismo era; replegarse a las paredes y no salir de los salones.
Escuché a unas niñas gritar al rincón del lado derecho del salón, la pared que estaba entre los dos ventanales que tenía el aula de ese lado se agrietó a lo largo en una longitud de aproximadamente 1 mt, giré mi cabeza sentí un golpe en mi pie izquierdo, cuando volví a mirar la pared, la grieta se había abierto y podías ver perfectamente hacia la calle...dos alumnos que juegan en el equipo de fútbol americano se acercaron cómo pudieron a las 2 niñas, las jalaron y abrazaron conteniéndolas, giré mi cabeza mi pie punzaba no vi qué me pegó pues el plafón del techo comenzó a caerse en pedazos y asumo, fue un trozo del mismo, el dolor duraría por días..
!Vamos a morir!, !Vamos a morir! Gritaba un alumno mientras avanzaba hacia mí, le respondí gritando: 
!No!!, !No vamos a morir!!!, le pedí que gritara a sus compañeros que trataran de orillarse a la pared contraria del otro lado de donde se había formado la grieta, el movimiento estaba disminuyendo...
Me asomé por la ventana de la puerta y casi todos los salones empezaban a evacuar el edificio, les pedí a mis alumnos se alistaran y salieran lo más tranquilo posible, obedecieron, eran unos 8 metros de nuestro salón a las escaleras pero fue inútil, los alumnos de los otros salones estaban estancados y había un gran amontonamiento que llegaba casi a nuestro salón, los chicos se empezaban a desesperar y gritaban, les pedí que regresáramos al aula, lo hicieron, les pedí que tomaran sus pertenencias, sus teléfonos y volviéramos a intentarlo (quise hacer tiempo/distraerlos pues de no hacerlo temía que se empujaran por las escaleras y/o alguien se cayera, varios de los barandales de los pasillos de nuestro piso y pisos arriba se habían caído hasta el primer piso, lo mismo pasó con los barandales de las escaleras no había de dónde asirse), volvimos a intentarlo, yo tomé mi bolsa (sin recordar que traía dinero en él hasta después, el cual sirvió para que unos compañeros pudieran regresar a sus casas) y laptop cubierta de polvo y piedras blancas, salí detrás de mis alumnos..
Fernando Sierra, profesor de matemáticas se encontraba a la orilla de las escaleras, las mismas se habían despegado del resto del edificio, volteé a mi salón y vi a dos alumnos de salones más adelante del mío que venían corriendo por el pasillo, les esperé, bajaron, Fernando seguía gritando que saliéramos, la alarma de emergencias (no la sísmica, ésa nunca la escuché) sonaba retumbando en mis oídos mientras el polvo blanco cubría el edificio de preparatoria Aulas I, edificio en el que impartí mis clases por 9 años y medio, edificio pegado a Oficinas I donde se encontraba mi cubículo, con mensajitos de mis alumnos pegados frente a mi y que me gustaba re-leer cuando la jornada había sido dura o mi tarea docente se veía frustrada, esos mensajes y dibujos con dedicatoria siempre me hacían sonreír... edificio en el que cada Día de muertos se instalaba una pasarela para el concurso de disfraces de los alumnos, edificio en el que di mi clase-muestra y después de ello me dijeron: “Bienvenida al Tec”, edificio que nunca volvería a ver ...

Realidad Silenciosa
Terminé de bajar las escaleras y crucé el puente que conectaba Aulas I con la explanada llamada “El Cenote”, (lugar con jardineras y un “pozo” de recolección de agua de lluvia que hacía de fuente de agua verde-azulosa), una mamá se me acercó agarrandóme de los brazos gritando:”!mi hijo!, “!dónde está mi hijo?!” Le pregunté qué cómo se llamaba su hijo, que tratara de tranquilizarse, le buscaríamos o vocearíamos hasta encontrarlo, salió corriendo hacia otra dirección..Voltee a verla marcharse pero la imagen del edificio envuelto en polvo me cautivó, Javier un profesor de Ciencias me tomó del brazo y me preguntó si estaba bien, apenas pude responder, me encaminó hacia donde estaban los alumnos y empecé a buscarlos para percatarme de que estuvieran juntos y bien, (estaban bien) entre la multitud y el caos vi a Mónica profesora de química que lloraba desconsoladamente, me acerqué a ella y en llanto y con su teléfono en la mano exclamaba “!mis hijos Michelle!”, “!no puedo comunicarme con mis hijos!”, quise calmarla diciéndole que por el evento no había señal, que intentara más tarde, que seguro sus hijos estarían bien y ella me respondió con lágrimas: “!Los puentes se cayeron Michelle!!”, confundida voltee la mirada hacia los edificios de Aulas II, Oficinas III y Aulas III, un espacio que antes era interrumpido por los puentes que conectaban estos edificios ya no estaban, como si una mano gigante los hubiera jalado por la fuerza dejando más nada que varillas rotas, escombros y un silencio abrumador, era verdad; los puentes se habían caído...

Alejandra Chacón